Los orígenes de los Mendoza se remontan al siglo XI en Llodio, provincia de Álava, que forma parte de lo que hoy es la comunidad del País Vasco en España. En principio se les describe como familias realmente humildes, eran hidalgos dueños de una torre en una pequeña aldea la cual aun existe y se le conoce como La Torre De Mendoza. La etimología de este apellido proviene como es natural del vasco Mendi-oz, que significa "cuesta" o "monte frío".
Son Posibles descendientes de los Reyes de Navarra, y del Cid Campeador por Laín Calvo, abuelo del Cid y Juez en Castilla. Emigraron y se asentaron en Guadalajara de España en el siglo XIV, y otros en tierras de Soria y Cuenca. Las diversas ramas de los Mendoza fueron aumentando sus posesiones y poder. Sucesivas bodas a lo largo de la historia con familias de abolengo como los Haros, los Hurtados y Los Vega les hizo poseedores de diferentes señoríos y extensos territorios, vinculándose durante la reconquista con dinastías como la Trastámara y la vizcaína.
Son Posibles descendientes de los Reyes de Navarra, y del Cid Campeador por Laín Calvo, abuelo del Cid y Juez en Castilla. Emigraron y se asentaron en Guadalajara de España en el siglo XIV, y otros en tierras de Soria y Cuenca. Las diversas ramas de los Mendoza fueron aumentando sus posesiones y poder. Sucesivas bodas a lo largo de la historia con familias de abolengo como los Haros, los Hurtados y Los Vega les hizo poseedores de diferentes señoríos y extensos territorios, vinculándose durante la reconquista con dinastías como la Trastámara y la vizcaína.
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Torre De Mendoza, Alava, España. |
El
primero de ellos en recibir un Marquesado fue el escritor y político Iñigo
López de Mendoza llamado El Marqués
de Santillana, I Conde
Real de Manzanares y Señor De Hita y Buitrago en el
1435, uno de sus hijos Pedro González de Mendoza fue consagrado al Cristianismo
desde la cuna, pero desde el clérigo tuvo injerencia en la vida política y
militar del reino castellano, es reconocido como Gran Cardenal de
España y consejero de Los Reyes Católicos, constituye una de las figuras más
brillantes de la aristocracia de la segunda mitad del siglo XV en el paso del
mundo medieval al moderno, así mismo su otro hijo Diego Hurtado de Mendoza
llegó a adquirir el título de Duque del Infantado en el 1479, pero el
predilecto fue Íñigo López de Mendoza y Figueroa, primer Conde
de Tendilla quien heredaría
por deseos de su padre todo el poder y las riquezas de los Mendoza, sería él
quien garantizaría la perpetuidad de una cultura familiar basada en el patrimonio,
el acaparamiento de títulos, tierras y fortunas, interactuando directamente con
Reyes y gobernantes del viejo y nuevo mundo, incluso ante el Vaticano pues fue nombrado embajador de castilla en el concilio de Mantua en 1478 convocado por el Papa Pio II. De ahí en
adelante se traspasaría de generación en generación la audacia de manejar
todo su entorno pues fue notorio que hasta Los Reyes Católicos se rindieron ante el embeleso de un
linaje que hoy pudiesen haber sido con un poco más de ambición Los Dueños Del
Mundo.
Iñigo López de Mendoza y Figueroa como todos los de su familia, compaginó desde muy joven la Religión, las armas, la política y las bellas artes. Participó con su padre en varias campañas contra el Reino de Granada, luchó contra los navarros en la primera batalla de Olmedo en mayo de 1445 y, más tarde, en varios combates de la guerra civil castellana, así pues, como mencionamos, en 1458 había recibido en herencia por testamento paterno el señorío sobre la villa de Tendilla y los territorios de Aranzueque, Armuña de Tajuña y Fuentelviejo, y en 1470 El Rey Enrique IV le había hecho señor de la villa de Huete en premio por sus servicios. Amplió sus posesiones en 1475 comprándole al conde de Medinaceli la villa de Loranca también de Tajuña. De esta forma se traspasaría la dinastía a las generaciones siguientes donde podemos mencionar a su hijo Íñigo López de Mendoza y Quiñones, primer Marqués de Mondéjar y Segundo Conde De Tendilla, conocido como El Gran Tendilla De La Casa Mendoza, en 1486, los Reyes Católicos le nombran embajador ante el papa Inocencio VIII. Posteriormente engendraría a Antonio de Mendoza y Pacheco primer Virrey De La Nueva España quien siendo estimado por su dilatada experiencia en el gobierno fue designado para refrenar los ímpetus conspiradores y dirigir sagazmente la vida peruana en el Nuevo Mundo. La corte le asignó los cargos de Virrey, Gobernador, Capitán general del Perú y Presidente de la Real Audiencia de Lima el 8 de julio del 1549. Fue de este modo el primero en la extensa serie de mandatarios novohispanos que recibieron como premio el traslado al gran virreinato de América del Sur, por lo tanto los Mendoza llegaron a las Américas como personas poderosas y hábiles representantes del dominio imperial, utilizando y aumentando eficazmente sus riquezas, aventajados siempre por una educación superior pagada en lingotes de oro en las mejores universidades del mundo y redireccionanda eficientemente a la persuasión política, económica, religiosa y militar de muchos países hispanos, siendo entre otros la República Bolivariana de Venezuela cual panal exquisito, donde extraen y consumen la miel de más alta pureza, elaborada por el incansable enjambre de un proletariado heredero de tristezas y miserias, y que aún, luego de tanta explotación y manipulación histórica les observa con sumisión, admiración y respeto.
Para no hacer muy extensa esta exposición y convertirla en libro, me veo en la obligación de omitir mucha información de mediana trascendencia en lo que a la injerencia de Los Mendoza sobre el destino de los pueblos de Tierra Firme se refiere, aunque es evidente, que con movimientos liberales como La Revolución Francesa y La Independencia de Las Américas que hicieron mermar el poder del Reino de Castilla, dejaron de contar con la potestad y la gloria que en otrora los mantenía en pedestales de deleite y nombradías reales.
En nuestro país podemos mencionar ya en tiempos independentistas a José Cristóbal Hurtado de Mendoza y Montilla, licenciado en Artes y doctor en derecho Civil y canónico, reconocido como primer presidente de Venezuela debido a que su firma inicio el documento que le permitió presidir el triunvirato del poder ejecutivo, establecido por el congreso de 1811, después de la Declaración de Independencia de el Imperio español, con apenas 39 años de edad pues nació el 23 de junio de 1772 en Trujillo. A los 16 años el joven Crístobal emigra a Caracas para estudiar en la Universidad, donde cursaría el bachillerato en artes (filosofía) hasta 1791, y luego alcanza los grados de licenciado y maestro (1793). Posteriormente, viaja a la isla de Santo Domingo, donde en 1794 obtiene el título de doctor en derecho civil y canónico, siendo pues el ancestro común de dos de los hombres más poderosos de la actualidad, Eugenio Antonio Mendoza Rodríguez y Lorenzo Alejandro Mendoza Giménez.
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